Aunque parezca un poco raro el nombre de Ki-lin, sirve para nombrar a todos los unicornios, ya sean machos o hembras. La palabra Ki (también escrita como Khi y chi) es el nombre el macho y lin el de la hembra.
Los chinos, al contrario de muchos pueblos que han querido reclamar la paternidad del unicornio, admiten que no es nativo de sus tierras. Dicen que viene de más lejos, tal vez del cielo y aparece solamente de vez en cuando.
Cuando Ki-lin aparece se considera un presagio d eun reino fructífero o del nacimiento de un gran hombre, quizás un emperador o alguien de su importancia. Según testimonios, el Ki-lin se vio por primera vez en el año 2697 antes de nuestra era.
Uno de ellos fue visto en el palacio del emperador Hoangti y se consideró que era el profeta de la felicidad nacional. Otro se le apareció a la madre de Confucio antes de su nacimiento y llevaba en la boca una gran tabla de Jade.
En las casas de miles de familias chinas se cuelgan láminas con las figuras de unicornios para que les den buena suerte a los bebés que vienen en camino. También Ki-lin se encuentra en las sillas rojas en las cuales se transporta a la novia a la casa de su esposo. Decirle a alquien que un Ki-lin apareció el día de su nacimiento es un gran piropo en China. Según los chinos, nunca un cazador ha matado a un Ki-lin, pues son animales sagrados. Como buen budista, el Ki-lin no come seres vivos, animales o vegetales y su dieta es muy restringida. Con tan pocas posibilidades alimenticias lo que come es un gran misterio, igual que el hecho de que nunca pise un insecto o una hoja de hierba.
Ki-lin tiene cuerpo venado, patas de caballo, cola de buey y un solo cuerno que surge del centro de la frente y tiene un extremo carnoso. Se cree que surge del centro de la tierra, puede distinguir entre el bien y el mal, respeta a sus padres y la memoria de sus ancestros además de ser inofensivo y gentil.
A diferencia del unicornio occidental, Ki-lin nunca tuvo valor comercial y no se hacen medicinas con ninguna parte de su cuerpo. Existe por sí mismo y no como medicina, amuleto o entretenimiento para los seres humanos.
Se parece al unicornio occidental, le gusta la soledad, y si pueden evitarlo, no pisa el suelo que haya sido contaminado por las pisadas del ser humano. Ki-lin también se parece al otro unicornio en una leyenda afirma que Ki-lin tomará la forma de un hombre incomparable, revelador de misterios, sobrenaturales y divinos, que será un gran amante de la humanidad. Se espera que coincida con determinada constelación en los cielos, en una misión especial en beneficio de ellos.
Los autores chinos enumeran distintos tipos de unicornios: El rey, El Kioh Twan, El Poh, El Hiai Chai, El Too Jon Sheu y desde luego el Ki-lin, pero parece muy probable que todos deriven de un mismo original.
El Ki-lin, a diferencia del unicornio occidental, varía poco en su apariencia y hábitos. Siempre es benevolente, gentil, de delicada dieta, etc. Curiosamente los chinos nunca confundieron los cuernos de rinoceronte con los de Ki-lin. Siempre lo describieron como una especie totalmente diferente, desde muchas dinastías atrás han tallado los cuernos de rinocerontes por sus propias medicinales.
Durante la dinastía Tang (618-905 de nuestra era) los cintos oficiales de los mandarines tenían piezas de estos cuernos, que eran usados como amuletos. Durante los siglos que los chinos desarrollaron en comercio de cuernos de rinocerontes, sabían perfectamente bien que eran de rinoceronte y el Ki-lin no se asociaba con ellos.
1 comentarios:
Anda! Que tienen su propio unicornio oriental! China tiene fantásticas leyendas y criaturas llenas de magia, qué bueno!
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